Confesiones de un programador patán en recuperación

Escrito por April Wensel, traducido por: Diana Vegas. Traducido y compartido con autorización de la autora. Original en inglés.

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Un pez globo tratando de protegerse en un mundo amenazante.

Dirijo una empresa llamada Compassionate Coding, y a menudo le sugiero a las personas quese traten entre sí con más amabilidad. Esto lleva a algunas personas a creer que soy una persona naturalmente “agradable” o carismática. Las personas que me conocen desde hace años pueden decirte que nada podría estar más lejos de la verdad.

Quiero dejar las cosas claras.

De muchas maneras (aparte del hecho de ser mujer), fui un programador estereotipo durante gran parte de mi carrera. Actuaba como si fuera más inteligente que, y por lo tanto superior a, la mayoría de las personas con las que me encontraba (aunque secretamente me sentía inútil cuando creía haber encontrado a alguien más inteligente que yo). Aproveché todas las oportunidades para expresar mi desdén por las tecnologías y los conjuntos de habilidades que no valoré. Critiqué el trabajo de las personas directamente sin tener en cuenta sus sentimientos. No era consciente de mi privilegio y me atribuí todo el crédito de mi “éxito”.

Era exitosa profesionalmente, pero era profundamente infeliz. Mis únicos amigos eran compañeros programadores también patanes con los que me burlaba en privado de los “idiotas” con los que trabajábamos. Estaba construyendo tecnologías interesantes y estaba ganando mucho dinero, lo que recompensó mi ego y financió actividades escapistas como beber y jugar videojuegos, pero en momentos tranquilos, admití en mi diario que mi vida se sentía sin sentido.

Todo eso ha cambiado a lo largo de los últimos años, cuando después de un período de agotamiento y desilusión con la industria de la tecnología, decidí que me preocupaba más la búsqueda de la verdadera realización que simplemente cumplir un rol y proteger mi ego. Decidí que era hora de abrir las compuertas y, empezar a realmente preocuparme por las personas sin reservas. Mi vida ahora tiene más significado, y yo soy mucho más feliz.

Creo que cualquiera puede hacer este cambio. Con ese fin, quiero explicar por qué fui tan patán, qué me hizo cambiar y cómo lo hice.

Los primeros años: plantar la semilla de la patanería

Mi padre era un profesor de ciencias y me inculcó desde muy joven la idea de que la inteligencia, especialmente la revelada a través del éxito académico, es lo único que importa.

Recuerdo claramente una tarea de la escuela temprana donde la maestra nos pidió que enumeráramos los adjetivos que describen a un buen amigo, yo escribí: “Inteligente”. Mi maestra no supo muy bien cómo manejar eso.

Yo, probablemente encajaba en la definición de “nerd”, y sin embargo, hice bullying a los niños que creía que no eran “inteligentes”. (Afortunadamente, desde entonces he podido pedir algunas disculpas a través de Facebook, pero todavía siento remordimiento por esos años ) Después de todo, desde que nací escuché a mi padre hablar acerca de personas que no eran inteligentes como si no importasen como seres humanos

Cada vez que una maestra cometía un error en la clase, yo era rápida en señalarlo y luego perder el respeto por esa maestra (por supuesto, todavía fingía respeto ya que necesitaba obtener mi A).

Vivía con un miedo constante a la imperfección, la cual sabía que conduciría al rechazo de mi padre y eventualmente a la pobreza (no teníamos mucho dinero, así que mucha presión estaba relacionada con garantizar la seguridad financiera futura). Así que obtener A en todo no era un objetivo, era la única opción. Renunciaba al sueño e incluso a las duchas para garantizar la “victoria”. Se convirtió en una adicción.

Me veía a mi misma compitiendo con todos en mi clase, así que tenía muy pocos amigos. En los raros momentos en que no estaba estudiando, jugaba juegos de computadora o leía libros.

Encontrar confort en codear

Como disfrutaba los juegos de computadora y jugar con DOS en la computadora vieja que mi papá había traído a casa del trabajo, tomé ciencias de la computación tan pronto como pude, que fue mi segundo año en la escuela secundaria.

Me encantó de inmediato. Al igual que las calificaciones, cada programa parecía proporcionar para mi una confirmación perfecta de cuánto valía. Así creció una nueva adicción. Pasaba innumerables horas programando sola. La persistencia que había desarrollado jugando a juegos de aventuras desconcertantes me preparó para pasar largas horas en soledad resolviendo problemas.

Un año, mi feliz programación como solista fue interrumpida por una asignación requerida de hacer un juego en grupo. Por supuesto, como me consideraba arrogantemente mejor que todos los demás en el grupo, insistí en escribir la mayoría del código y “dejar” que los demás hicieran contribuciones menores, como escribir contenido de texto para insertarlo en el juego.

Obtener buen puntaje e impulsar mi ego me importaba más que los sentimientos de las otras personas en mi grupo.

La universidad fue más de lo mismo. Me especialicé en ciencias de la computación y pasé la mayor parte del tiempo a solas, asegurándome de que continuara mi racha de calificaciones perfectas.

Empecé a vincularme con algunos compañeros de clase en la universidad, sobre todo los que también disfrutaban debatiendo con arrogancia sobre cuál de los profesores realmente sabía de lo que estaban hablando y cuáles estaban enseñando clases con huecos.

Una vez salimos todos y dijeron que yo era una “perra”, pero que eso era algo bueno. No sabía lo suficiente en ese momento para darme cuenta de lo problemático que esto era, así que lo acepté como un cumplido; Yo era “uno de los chicos”.

Convertirse en un patán de carrera

Cuando comencé mi carrera en tecnología, me di cuenta que insultar a otras personas y tecnologías parecía hacerme ganar respeto. Por ejemplo, yo sabía que podía ganar simpatías con personas nuevas, burlándome de PHP, un lenguaje del que en realidad no sabía mucho en ese momento. Burlarse de la “gerencia” y del equipo de ventas o los mercadólogos también parecía ser una actividad popular -después de todo, codear era la única habilidad importante, verdad?

También hablaba con las personas como si fueran computadoras, y si se molestaban, decidía que era su propia culpa por no ser capaz de manejar sus emociones.

También hice nuevos amigos programadores patanes. Incluso empecé a salir con uno. En privado, nos encantaba criticar a las personas que no eran coders “reales”. Me separaba a mi misma, tanto como fuera posible de otras mujeres en tech porque con frecuencia eran justo las mujeres que mis amigos criticaban. En un momento temprano de mi carrera, mis amigos se unieron a la moda de burlarse de Leah Culver. En vez de defenderla, encontré sosiego en que al menos mis amigos aclaraban “No te preocupes April, tu no te pareces a ella, tú de hecho si codeas” (Decidí internamente que probablemente debería evitar postear código en línea como mujer para editar la ira del internet.)

No estoy orgullosa de mi comportamiento. Ahora entiendo que estaba ocultando profunda inseguridades y miedos. No quería perder mi lugar como un miembro aceptado del grupo de programadores patanes. Yo quería ser la chica cool.

Cuestionarse la Patanería

En la medida que m carrera progresaba, yo era cada vez más infeliz. Estaba exhausta de siempre tratar de mantener la apariencia de ser “inteligente” y nunca admitir ninguna debilidad. Me rehusaba a pedir ayuda porque yo sabía que había un grupo de personas -mis amigos- que se burlaban de las personas que pedían ayuda.

También comencé a ser testigo y a experimentar sexismo de primera mano, algo que no había querido creer que existía. Luego comencé a notar otros tipos de sesgos e injusticias.

Y además, caí en cuenta de la mayoría de mi trabajo no parecía estar trayendo nada significante al mundo.

Sintiéndome desesperada y deprimida, empecé a leer los libros de autoayuda de los que solía burlarme. Estos me ayudaron a desprogramar muchas de mis creencias tóxicas que había heredado de mi padre y la academia y que había llevador a mi carrera tech.

Me dí cuenta que había estructurado toda mi vida en torno a que la inteligencia es lo único que importa (sin mencionar creer que tenemos forma de medirla). Comencé a preguntarme, ¿Qué pasa si esto no es cierto?

Mi camino leyendo libros de autoayuda eventualmente me llevó a “Autocompasión” de Kristin Neff. Encontré mucho consuelo en ese libro, que me hizo creer puede que tenga valor como ser humano incluso sin ninguno de mis logros.

Caí en cuenta que las otras personas que mis amigos y yo habíamos ignorado y secretamente burlado también tenían valor en sí mismas. También aprendí acerca del privilegio y comencé a darme menos créditos por mis aparentes éxitos.

Sentimientos de humildad reemplazaron la arrogancia e inseguridad.

Comprometerse a la Compasión

En la medida que leí más y miré más de cerca mi vida, gradualmente comencé a hacer cambios. Decidí asumir la responsabilidad de las consecuencias de mis acciones. Por ejemplo, decidí que ya no quería causar sufrimiento a animales, así que me convertí en vegetariana (me convertí en vegana unos años después de saber más acerca del sufrimiento en las industrias ovolácteas). Comencé a buscar oportunidades laborales en las que pudiera hacer una diferencia positiva. Me dejó de preocupar acerca de parecer “débil” porque me importa algo o alguien.

Cambié en muchos sentidos, pero aún me aferraba a la idea de que ser estrictamente racional y directa en mi manera de comunicarme era todo lo que importaba. No tomaba en consideración los sentimientos de otras personas. Esto llevó a conflictos con mis equipos. Otras personas a veces lloraban por cosas que yo decía.

Eventualmente me di cuenta que tomarme el tiempo de que me importaran las emociones de otras persona, no solo es gentil, sino de hecho es más eficiente, ya que lleva interacciones más fluidas que no desencadenan en las personas respuestas como si estuvieran ante una amenaza.

Leí acerca de la inteligencia emocional y empecé a implementar prácticas diseñadas para desarrollarla. Mis interacciones era más fluidas, mi equipo operaba con mayor cohesión y yo estaba más feliz.

Comencé a trabajar en una compañía que supuestamente valoraba la gentileza. Pensé que esto sería genial. Sin embargo, en la práctica, con frecuencia significaba que las personas contuvieran sus verdaderos pensamientos por miedo de dañar el ego de alguien más. Parecía “empatía ruinosa” del modelo de Kim Scott (No decirle algo a alguien por temor a herirlo) y eso trajo problemas serios al equipo.

Fue ahí cuando me di cuenta de que no era exactamente gentiles lo que era necesario, sino más bien compasión.

La compasión presenta un problema de optimización -es acerca de entender y minimizar el sufrimiento. Que no es lo mismo con cortesía o amabilidad y que frecuentemente involucra hablar con honestidad y ser asertivo.

Esto era o que hacía falta en mi vida y en la industria tech -compasión.

Como Karen Armstrong lo expresó en ‘Doce Pasos para una Vida Compasiva’.

“Si no es forjado por la compasión y la empatía, la razón puede llevar a hombres y mujeres a un vacío moral”.

Esta realización me llevó a iniciar Compassionate Coding para ayudar a integrar prácticas compasionadas a otros individuos y equipos para ayudarlos a operar de formas más eficientes. Entreno a compañías a usar el poder de la compasión para construir mejores equipo.

Mi pasado en patanería me ayuda a construir conexiones con ingenieros que se sienten presionados a ser patanes en el presente

Un Proceso Continuo

Algunas veces retrocedo y soy de nuevo patán. Soy humana y falible, cuando esto sucede trato de tener compasión conmigo misma y me comprometo a hacerlo mejor mañana.

Cultivar la compasión es un proceso continuo que solo culmina en la muerte. No es trabajo sencillo, pero dado que le da significado a mi vida, no veo otra opción.

Qué Significa Esto para Ti

Si estás rodeado por programadores patanes, por favor debes saber que probablemente solo están inseguros (y posiblemente solitarios, asustados y tristes) como yo lo estaba. Trata de evitarlos al mismo tiempo que sientes compasión por ellos.

Si eres un programador patán, aquí están mis sugerencias:

  1. Toma algo de tiempo en listar tus valores más profundos (Si incluso si crees que esto es autoayuda sin sentido) Cava profundo. Piensa acerca de lo que realmente importa en el caso que todos muriéramos. Es el desarrollo de tus habilidades técnicas y ser conocido como una estrella de rock o ninja es el legado completo que deseas dejar en el mundo
  2. Realiza una retrospectiva personal, mira este año esta semana. Donde has vivido de acorde a tus valores y en qué ámbitos no has llegado. ¿Qué puedes hacer la próxima semana para estar más alineado a tus valores?
  3. Recuerda que importas solo por estar vivo. No tienes que seguir probando tu valor, especialmente si es a expensas de otros.
  4. Considera las ventajas que has tenido en tu vida. Reconocerlas puedes estimular en tu sentimientos de gratitud y de humildad.
  5. Repara lo que puedas. Si le hiciste daño a personas durante tus años siendo patán, puedes disculparte? Mientras te sientas confiado en que tu disculpa no causará más daño a esa persona, nunca es tarde para decir lo siento.

La industria tech –y el mundo- está conformado por individuos humanos y muchos de esos humanos están sufriendo. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de hacer algo al respecto. Yo pude cambiar, por lo que realmente creo que cualquiera puede hacerlo.

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